domingo, 16 de enero de 2022

Desde el banquillo: Jürgen Klinsmann.


- Ya sabemos quien fue como futbolista, uno de los mejores delanteros que se han visto en este deporte. Al igual que muchos, Klinsmann ha decidido seguir unido a su afición favorita como entrenador, empezando con la selección alemana.
También ha dirigido al equipo nacional de los Estados Unidos, al que llevó a participar en el Mundial de Brasil 2014. A nivel de clubes, ha dirigido brevemente al Beyern de Munich, y hasta el año pasado estuvo a cargo del Hertha Berlin, donde casi llegó a coincidir con su hijo Jonathan.

Y es que parece que su hijo trata de seguir sus pasos, pues ahora está jugando en tierras norteamericanas con Los Ángeles Galaxy. Solo hay una diferencia entre padre e hijo, y es que mientras Jürgen vivió de ser un goleador, Jonathan trata de evitarlos, ya que juega como portero.

Jürgen Klinsmann nació el 30 de julio de 1964 en Göppingen (Alemania). Como ya he dicho, fue uno de los grandes delanteros de su época, ganador del Mundial de Italia 90, de la Euro de Inglaterra 96 y de la Copa de la UEFA, tanto con el Inter como con el Bayern de Munich. Lástima que nunca se llevó el Balón de Oro, ya que fue segundo cuando lo ganó el liberiano George Weah.
En América halló grandes posibilidades para seguir en el mundo del balompié, y allí acabó sus días de futbolista, con el Orange County Blue Star. Pero no volvería a los Estados Unidos hasta años después, ya que pronto recibiría la primera oportunidad como jefe de vestuario.
Sería nada menos que para dirigir a la selección alemana, aquella que como futbolista había representado en 108 ocasiones. El 26 de julio de 2004, Klinsmann sería designado como nuevo seleccionador germano, sustituyendo en el cargo a su amigo y ex-compañero internacional Rudi Völler.
Trató de darle un lavado de cara al equipo alemán, contando con nuevos futbolistas como Bastian Schweinsteiger, Per Mertesacker o Philipp Lahm, así como optando por un cambio en la portería, sacando de la misma a un campeón experimentado como Oliver Kahn para hacer titular a Jens Lehmann. Esto último generó mucha controversia. 

Klinsmann sería el técnico que dirigiría al equipo nacional en el Mundial que se celebraría en casa en 2006. Pasó de grupo con éxito al vencer a sus tres rivales, para luego progresar por las demás rondas, hasta llegar a la semifinal, y allí esperaría Italia, la que iba a coronarse campeona del torneo.
El combinado germano caería por 0-2 ante aquella poderosa Italia de Marcello Lippi, teniendo que conformarse con un tercer puesto al derrotar a Portugal por 3-1. En su propio Mundial, Klinsmann no decepcionó.

Pese a que todos querían que continuase al frente de la selección, Jürgen preferiría dejar el cargo, el que posteriormente sería ocupado por Joachim Löw. El de Göppingen se tomaría un tiempo de necesario descanso.

El siguiente reto sería también de alta exigencia, entrenar al Bayern de Munich. En julio de 2008 sustituiría al veterano Ottmar Hitzfeld, para así dar sus primeros pasos por la Bundesliga, aunque ahora como técnico.
El 13 de agosto afrontaría su primer partido con la escuadra bávara, el que terminaría con un empate a dos, en casa y contra el Hamburgo. Lo cierto es que a Klinsmann no tendría suerte con el Bayern, ya que sería destituido antes de llegar a la trigésima jornada del campeonato de liga.

El Hertha Berlin ha sido el último equipo al que ha dirigido el alemán Jürgen Klinsmann.


 - Klinsmann no tardaría mucho en volver a los banquillos, y esta vez sería para hacer nuevamente como seleccionador. Se encargaría del equipo de los Estados Unidos, después de una breve labor en el staff técnico del Toronto F.C.
Con el combinado norteamericano ganaría la Copa de Oro CONCACAF 2013, además de clasificarlo para el Mundial de Brasil 2014. En el torneo, el equipo no pasaría de los octavos de final, donde cayó en la prórroga contra Bélgica.

En 2016 abandonaría tierras americanas para volver a su país. Su próximo destino sería el Hertha Berlin, donde hasta hace poco había estado jugando su hijo. En la entidad berlinesa duraría menos que en el Bayern, ya que solamente aguantaría el tipo durante nueve jornadas.

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