viernes, 28 de enero de 2022

Desde el banquillo: Carlos Aimar.


- Vamos con Carlos Daniel Aimar, conocido en Argentina como "El Cai", quien a lo largo de su carrera como entrenador entrenó a clubes como el Deportivo Español, C.D. Logroñés, R.C. Celta, Boca Juniors, Rosario Central, Leganés, San Lorenzo, Tenerife, Lanús y Quilmes.

Nacido en Corral de Bustos (Argentina) el 21 de julio de 1950, comenzó a jugar en el Sporting Club de su ciudad natal. Tras un partido en el que se enfrentó su equipo contra el Rosario Central, el técnico rival Carlos Timoteo Griguol observó detenidamente a Aimar, le gustó y se lo llevó a su equipo. En Rosario permanecería ocho años antes de fichar por el San Lorenzo de Almagro, donde daría finalizada su carrera como futbolista a causa de una artrosis de cadera que le impedía jugar con normalidad.

- A partir de ahí comenzaría su carrera como entrenador, entrenando a las divisiones inferiores de Ferro Carril Oeste con el propio Griguol como máximo referente. En 1988 ficharía por el Deportivo Español (argentino), y valga la redundancia, acabaría marchándose a España en 1989 para probar suerte con el Club Deportivo Logroñés.
Antes de llegar al Celta ya captaba la atención de los españoles y despertaba simpatía en nuestra Liga. Y todo es por una manía única que Carlos se reservaba para el comienzo de un partido de fútbol. Aún recuerdo como si fuera ayer mismo cuando Aimar despertó la curiosidad de las cámaras de Canal +, esperando a los jugadores del C.D. Logroñés al final del túnel de vestuarios para azotar el pecho uno a uno a todos los hombres que saltaban al césped para batirse en duelo en un partido de Liga, aunque realmente lo hacía antes de cualquier tipo de encuentro.
Aquella era su forma de expresarse. Aquel golpe seco en el pectoral quería decir que todos los jugadores son iguales, y aparte era una manera de dar ánimo a sus jugadores. Sin duda, Carlos Aimar era un tipo único.

Su paso por tierras riojanas resultó inolvidable. Primero llegó al conjunto rojiblanco tras la destitución de Jabo Irureta, aunque tampoco duraría mucho, ya que sería reemplazado tras cinco partidos de liga, ocupando su lugar en el banquillo Nano. 
Entonces regresa decepcionado a su país, y allí entrena a Boca Juniors y Rosario Central , y de esta manera adquirió una gran experiencia como técnico que le llevó a regresar a Logroño en 1992 . En La Rioja estuvo dos temporadas en las que se ganó el cariño de la afición de Las Gaunas.

A Vigo llegaría para ocupar el hueco que dejó Txetxu Rojo, que a punto estuvo de conseguir una Copa del Rey en el pasado curso. Después de arduas negociaciones mantenidas en Logroño, el Celta lograría hacerse con los servicios de Aimar, que formaría su habitual cuerpo técnico junto a su hermano Luis y el preparador físico Enrique Polola.

El 4 de septiembre de 1994 se iniciaría la Liga 94\95. Carlos Aimar debutaría en el banquillo celeste jugando en el Carlos Belmonte ante el Albacete Balompié, de donde los vigueses sacarían un punto tras el empate final (1-1). Entre otras anécdotas, Carlos hizo debutar a Michel Salgado, una joven promesa con mucho futuro.
 El Celta finalizaría la campaña fuera de los puestos de descenso y el técnico argentino seguiría un año más al frente del equipo vigués, donde ya se había ganado el cariño de su afición y había hecho uso de su famoso ritual antes de cada partido, aquel gracioso golpecito en el pecho.

En su segunda temporada a cargo del Celta , el argentino no duraría más de ocho jornadas a causa de la mala racha del inicio liguero, pues los de Aimar sólo ganarían en una ocasión, y sería en una sosa victoria frente al Salamanca a domicilio. 

Carlos Aimar era famoso por esas palmadas que daba a cada jugador a la salida del vestuario.


- Aimar dejaría Vigo por los malos resultados y, tras su marcha de la ciudad olívica, Carlos regresaba donde era considerado todo un ídolo y ficha de nuevo por el Logroñés. Eran tiempos de crisis para el conjunto riojano que en aquella campaña llegó a contar con cuatro entrenadores: Miguel Ángel Lotina, Ignacio Martín, Arispe, y finalmente Carlos Aimar, quien no pudo evitar que los rojiblancos bajasen a Segunda División después de 23 jornadas ocupando el banquillo de Las Gaunas.

Después entrenó al Tenerife, donde sería cesado por otro equipo que descendería y se volvería a Argentina para continuar con su carrera en el Lanús antes de retornar a España y hacerse cargo del Leganés. Aquella sería su última apuesta española, con un equipo que bajaba a Segunda B. Aimar finalizaría su dilatada carrera en su país.

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