miércoles, 19 de enero de 2022

Desde el banquillo: Benito Floro.


- Quizás nunca debió irse al Real Madrid, a donde llegó tras convertirse en uno de los mejores entrenadores nacionales de los inicios de los noventa con el Albacete. Él convertiría a aquel modesto equipo en el "Queso Mecánico", un equipo que se puso de moda en el fútbol español.

Ha pasado por muchos banquillos, incluso ha viajado por numerosos países para entrenar, hasta llegar a dirigir a la selección nacional de Canadá. Lleva tres años sin trabajar, desde que dejó atrás Costa Rica tras entrenar al Alajuelense.
Parece que no todos se han olvidado de Benito Floro Sanz, aquel asturiano de Gijón (2-6-1952) que continuó con una larga carrera que luego derivó por otros países como México, Japón, Ecuador, Marruecos, Canadá y Costa Rica.

Benito junto a Emilio Butragueño.
- Inició su experiencia en los banquillos con solo 26 años, ya que lo suyo no era vestirse de corto y nunca se dedicó al fútbol como profesional. En 1978 empezó dirigiendo al modesto Silla C.F., de donde pasaría a otros clubes de bajo nivel como el Torrente, Denia y Gandía.
Por la Tercera División española tendría sus primeros pasos con el Alzira y Ontinyent, haciéndose cargo del Villarreal en 1988 tras haber trabajado para el Olímpic Xàtiva durante una temporada. Aquel humilde equipo amarillo competía en Segunda B por entonces. De ahí cogería al fin las riendas de un Albacete Balompié con el que empezaría a brillar su figura.
Floro marcaría una inolvidable época con el "Alba", al que había cogido en Segunda B para conducirlo a la Primera División en cosa de dos años. Ningún hincha del Carlos Belmonte imaginaba algo así de aquella.
Era el primer ascenso a la máxima categoría para el equipo manchego, y Benito lograría que en la élite se mantuviese elaborando un fútbol de gran clase, lo que le permitiría contar con interesantes ofertas de cara al curso 91\92.

Entonces aparecería el Real Madrid, club que seduciría al técnico asturiano para iniciar un nuevo proyecto al mando de uno de los grandes de nuestra Liga. En el vestuario blanco se encontraría a los Paco BuyoRobert ProsineckiEmilio Butragueño, Míchel e Iván Zamorano, entre otros.

Lo cierto es que el Madrid le venía demasiado grande. Pudo ganar una Copa del Rey y una Supercopa nacional, aunque se le escaparían dos títulos de Liga, uno de ellos, el que encerraría un misterio en las Islas Canarias al perder un título ganado que acabaría en manos del Barcelona, algo que ya había ocurrido cuando él entrenaba al Albacete.

A Floro se le fue la pinza en sus últimos compases como entrenador merengue. En su último partido de dirección a la escuadra madridista, los micrófonos captaron unas palabras muy feas en el vestuario que fueron plasmadas en Canal +. Aquella derrota ante el Lleida (2-1) sería suficiente para que la directiva del Real Madrid prescindiera de sus servicios. El interino Vicente del Bosque concluiría aquella aciaga campaña 93\94.

Siempre pensé que se le quitarían las ganas de seguir entrenando, pero el míster gijonés continuaría su larga carrera retornando a Albacete para lamentar un descenso en 1996. De ahí se iría al Sporting de Gijón.

Tras su estancia en el Real Madrid, Benito Floro continuó con su carrera por diversos países.


- Volvería a El Madrigal para entrenar a un Villarreal ya de Primera, tras probar en Japón y México con Vissel Kobe y Monterrey respectivamente. Ocuparía también el banquillo del Mallorca, y hasta el del Barcelona, pero el de Guayaquil, claro.

Continuó realizando giras exóticas, pues después de lo del Barça ecuatoriano, Floro dirigiría en Marruecos al Wydad Athletic, para después hacerse cargo de su primer equipo nacional con Canadá. Tras su paso por Costa Rica con el Alajuelense, Benito se ha dado un largo descanso, quizás muy necesario. 

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