miércoles, 29 de diciembre de 2021

Desde el banquillo: Aimé Jacquet.


- Quiso retirarse por la puerta grande, dejando el recuerdo de la gran conquista de la Copa del Mundo, para recuperar el prestigio perdido de una selección francesa que no se veía competir a tal nivel desde la retirada de Michel Platini. Con él surgiría una fantástica generación de futbolistas.
Dirigió al combinado galo desde 1993, y por su supervisión desfilaron talentos como Zinedine Zidane, David Ginola, Didier Deschamps, Éric CantonaThierry HenryPatrick VieiraYouri DjorkaeffLaurent Blanc.

Pero Aimé Étienne Jacquet también dirigió algunos clubes de fútbol, y todos ellos en su país natal. Ganó títulos con el Girondins de Burdeos y también entrenó a Olympique de Lyon, Montpellier  y Nancy. 

Jacquet alzando la Copa del Mundo.
- Su carrera en los banquillos duró algo más de dos décadas, pero también llegó a cumplir con una carrera como futbolista en la que incluso llegó a jugar también para la selección. Jacquet nació el 27 de noviembre de 1941, en la localidad de Sail-sous-Couzan (Francia).
Era un pivote defensivo que desarrolló su carrera en el AS Saint-Étienne y Olympique de Lyon. Ganó diversos títulos con los primeros y puso fina a su carrera de corto con los últimos, habiendo completado toda su experiencia deportiva en su país natal, al igual que haría como entrenador. La magia francesa se quedaría en Francia.
En el mismísimo club de Lyon se iniciaría como entrenador. Aimé tuvo que hacerse cargo de un equipo en apuros a mediados de los setenta, para así poder mantenerlo en el máximo nivel afrontando sus primeros partidos como técnico de la Ligue-1.
Pero su fama se elevaría cuando llegó al Girondins de Burdeos, ese equipo donde haría auténticas hazañas para relanzar una trayectoria que sería muy reconocida en los próximos años. Jacquet se uniría al Girondins a comienzos de la década de los ochenta.

Viviría maravillosos momentos por Burdeos, ayudando a su equipo a conquistar en tres ocasiones (1984 1985 y 1987). También se celebrarían dos títulos de la competición copera y de la Superliga nacional, en lo que fue una etapa de euforia sin frenos.

Abandonaría el club de Nueva Aquitania en 1989, para luego intentarlo en un Montpellier con el que trataría de mantener un nivel parecido, aunque las cosas fueron muy diferentes pese a las altas expectativas. En Stade de la Mosson solamente estaría por una temporada (1989\90).
Poco más le quedaría que hacer en su trayectoria como director de clubes, pues el siguiente reto sería entrenar a un Nancy con el que no podría festejar más éxitos. En este equipo tampoco pasaría más de un año.

Tras un año de paro, a Jacquet le aguardaría una gran oportunidad en el equipo nacional de Francia, donde ejercería como asistente de Gérard Houllier, a quien no le quedaría mucho en el cargo por las constantes decepciones de "Les Bleus".

No sería sencilla la tarea de resurgir un equipo que manejaba grandes nombres, aunque privado de competir en los mejores eventos. La tarea de Aimé Jacquet sería meter a Francia en las grandes competencias, algo que sería cuestión de poco tiempo e incluyendo ciertas medidas.
Tras quedar fuera del Mundial de USA 94, Jacquet cogería las riendas de la selección. Prescindiría de cracks como Cantona, Ginola o Jean-Pierre Papin, sin embargo encontraría la solución para hacer un competitivo equipo, con Zidane de estrella principal. 

Zinedine Zidane fue un jugador clave para que Jacquet llevase a Francia a ganar el Mundial de 1998.


- Francia se clasificaría para disputar la Euro de Inglaterra 96 y conseguiría llegar a las semifinales del torneo. Pero lo mejor estaba por llegar, en un escenario de lujo con la celebración del próximo Mundial, que se disputaría en casa.
Los pupilos de Jacquet se mostrarían intratables, llegando hasta la final para imponerse con un contundente 0-3 ante la poderosa Brasil de los Ronaldo Nazário, Bebeto, Roberto Carlos, Dunga y Rivaldo.

Fue toda una hazaña ver a Francia como campeona en su feudo, algo que nos descubriría una nueva generación de futbolistas galos de cara a próximos logros. Aimé Jacquet ya había cumplido con su misión, y tras ganar aquel Mundial optaría por dejar de entrenar.

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