lunes, 15 de noviembre de 2021

Desde el banquillo: Sepp Herberger.

 
- Es uno de los entrenadores que más veces representó a la selección alemana, atravesando el duro bache de los tiempos anteriores y posteriores de la Segunda Guerra Mundial, la que no evitaría que Josef Herberger siguiera pensando que el fútbol era un modo de vida, o al menos como él mismo pudo entenderlo.

Durante varias etapas de su vida fue seleccionador alemán, como también fue jugador en tres ocasiones. Su nombre os sonará por el famoso "Milagro de Berna", que fue cuando Alemania salió campeona del mundo en Suiza 1954.
Pero siguió dirigiendo al equipo nacional durante muchos años más, para también participar en los Mundiales de Suecia 1958 y Chile 1962. También entrenaría a clubes como el Tenis Borussia Berlín o Eintracht de Frankfurt.

- En el mundo del deporte le conocían como "Sepp" o "Tío Sepp". Nació el 28 de marzo de 1897 en Mannheim, en el Imperio Alemán. Entre 1914 y 1930, Herberger jugó de delantero para equipos como el Waldhof Mannheim, VfR Mannheim y Tenis Borussia Berlín. Al último llegó incluso a entrenarlo.
Hay una frase que le hizo muy famoso antes de lograr aquella sonada hazaña en Berna: "El balón es redondo, el partido dura noventa minutos y todo lo demás es pura teoría". -dijo el seleccionador alemán ante los medios.
En 1928, cuando todavía era jugador, Herberger ya entrenaba al modesto SV Nowawes 03, y en plena retirada llegaría a hacerse cargo del Tenis Borussia, donde cogería experiencia hasta 1932. Inmediatamente después, pasaría a formar parte del cuadro técnico de Otto Nerz, quien cesaría su labor como seleccionador germano para que Herberger lo asumiera en solitario.

Sepp entrenaría a aquella Alemania Nazi que tanto dio que hablar antes de la irrupción de la Segunda Guerra Mundial, aquel "Breslau Eleven" que seguiría entrenando incluso en tiempos del desastre bélico. 

Pese a que se paralizaron todas las competiciones, Herberger continuaría preocupándose por el deporte, manteniendo sus contactos para preparar al combinado germano con los mejores futbolistas. Sin embargo, y por todo lo que había acontecido durante la guerra, Alemania sería excluida de la Copa del Mundo de Brasil, en 1950.

La primera competición mundial del de Mannheim llegaría en 1954, cuando Alemania quiso demostrar a todos que se había superado el dominio nazi y que lo que se iba a ver por Suiza era un equipo de fútbol con ganas de competir.
A sus órdenes estarían geniales futbolistas como el guardameta Toni Turek, Helmut Rahn, Werner Liebrich, Paul Mebus, Josef Posipal y el capitán Fritz Walter, su hombre de confianza. Al país helvético se llevó a los que él consideró que estaban en mejor forma, siempre criticado por la prensa nacional.

Herberger tuvo que ser pragmático y consecuente con cada partido que se celebró antes de la final de Berna. Tras ganar a Turquía, la temible Hungría -que llevaba cuatro años invicta-, golearía sin piedad a los germanos (8-3).

El técnico supo reponerse y dar confianza a sus jugadores, a los que supo manejar a su antojo para plantarse en aquella final del 4 de julio de 1954, en la que les esperaba otra vez la Hungría de los Ferenc Puskás, Nándor Hidegkuti, Sándor KocsisJózsef BozsikZoltán Czibor.
El comienzo del choque hacía presagiar otra humillación magiar, pues los chicos de Gusztáv Sebes ya iban con dos goles por delante en los diez primeros minutos de juego. Y entonces llegaría la remontada, con un Rahn inspirado que empujaría a los suyos para vencer por un 3-2 decisivo. Aquel sería el "Milagro de Berna".

Pese a que Herberger recibió muchas críticas por la prensa, consiguió que Alemania fuese campeona en 1954.


- Aquella sería la labor más reconocida de Sepp, habiendo coronado a Alemania campeona del mundo, algo que no podría repetir en sus siguientes andanzas mundialistas, las de Suecia 58 y Chile 62. En 1964, Herberger dejaría su cargo como seleccionador alemán.
Justo se retiró con la aparición del gran Franz Beckenbauer, a quien vio progresar en sus inicios. Herberger solía decir que "después del partido es antes del siguiente partido", pero él ya no dirigiría más partidos.

Quiso vivir una vida tranquila recordando su gran hazaña en Suiza, hasta que ciertas complicaciones cardiacas se lo llevarían por delante. Josef Herberger perecería el 28 de abril de 1977 en Weinheim-Hohensachen, con ochenta años de edad.

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